Erase una vez un
ciervo llamado Alexander y un oso llamado Carlos. Los dos querían
pasar por el puente pero eran demasiado gordos y no podían pasar a
la vez. El oso dijo:
- ¡Échate para
atrás!
Y el ciervo
Alexander contestó:
- ¡No, échate para
atrás tú!
Y de repente
apareció un mapache y les preguntó:
- ¿Me podéis dejar
pasar?
Y el oso Carlos le
pegó tres puñetazos y lo tiró afuera. Más tarde llegó un conejo
y le dijo al ciervo:
- ¿Me podéis dejar
pasar?
Y el ciervo
Alexander le pegó una patada y lo desplazó hasta el otro lado del
puente. Como el conejo y el mapache se enfadaron con ellos cortaron
unas cuerdas del puente y el oso Carlos y el ciervo Alexander se
cayeron al vacío.
El conejo y el
mapache fueron andando por la otra cuerda del puente y les ocurrió
lo mismo. Se quedaron mirando fijamente y el mapache dijo:
- ¿Y si yo me
agacho y tú saltas?
Y el conejo le
contestó:
- ¡Vale!
Y los dos se fueron
por su camino.
Yeray
En un bosque habia
un puente muy estrecho en el que se encontraron un oso y un ciervo.
Querían pasar los dos al mismo tiempo pero no podían. El oso le
dijo al ciervo:
- Vete que voy a
pasar yo.
- No, no voy a
hacerlo, ¡vete tú!
Y el oso lo intentó
espantar, pero no lo consiguió.
Un mapache tocó al
oso y le dijo, con una cara muy mona:
- ¿Puedo pasar, por
favor?
El Oso se enfadó,
le pegó y lo tiró.
Entonces vino un
conejo y pasó lo mismo, solo que ahora era el ciervo el que le pegó.
El conejo y el
mapache rompieron las cuerdas y el oso y el ciervo se cayeron.
Después pasó lo mismo pero entonces el conejo dijo:
- Oh oh...¿ahora
qué hacemos?
- Yo me agacho y tú
saltas.
Y los dos se dijeron
adiós.
Hugo
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